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DESDE LOS PUEBLOS PRERROMANOS HASTA EL SIGLO XVI.
La historia de Robleda es poco
conocida todavía, dada la escasez de documentos conservados.
Los primeros habitantes de la zona y de los que se tiene noticias fehacientes, ya que existen
hallazgos arqueológicos, serian los Vetones, grupos celtas o
celtibéricos, cuyo principal vestigio seria la ciudad prerromana de Irueña, en
el termino municipal de Fuenteguinaldo, pero muy cerca de Robleda.
Las fuentes literarias referentes a
los vetones anteriores a las guerras lusitanas (154-133 a.C) se reducen al
testimonio de Cornelio Nepote
acerca de la muerte de Amílcar, testimonio falso ya que sabemos que éste cayó
en 229-228 a C. Luchando contra los oretanos. Ya con anterioridad al 218 a C.,
Se menciona la ciudad de Helmantica o salmantica con ocasión de las campañas de
Aníbal en la Meseta,
atribuyéndola Polibio a los vacceos. Todos estos
testimonios muestran imprecisión y un conocimiento lejano de los
vettones.
Posteriormente los vettones debieron
ser conquistados por los romanos durante
las guerras del 154-133 A. C. a
consecuencia de las cuales Roma después de vencer a Viriato y a los Celtiberos,
extendió su dominio a la meseta septentrional.
De todos modos, no parece que los
vettones fuesen uno de los pueblos que opusieron una resistencia más tenaz a Roma y el silencio de las fuentes literarias a partir del
152 a. C. parece apuntar en este sentido. La campaña de Décimo Bruto contra
los galaicos en 138-137 a. C. atravesando su territorio parece implicar que se
hallaban ya pacificados. Durante la guerra civil en el año 49 a. C. ,vemos a
los vettones participando ya como auxiliares del ejercito pompeyano. Es decir,
poniendo sus armas no ya en contra, sino al servicio de una de las dos facciones del ejercito
romano.
De la época
Romana se conservan todavía en la zona del Rebollar dos vías, la calzada colimbriana, que
iba de Helmantica a Coimbra y
la calzada dalmacia. que bajaba desde Ciudad Rodrigo a Coria. De esta última, en concreto, se
sirvieron los ejércitos leoneses para ir a ocupar la transsierra, y en su trayectoria
se cruzaba en los puertos también un ramal importante de las rutas de
trashumancia, por el que han transitado los rebaños.
La dominación
musulmana comienza a partir del 711 d:C. y de la que no quedan
resquicios, solamente algunos topónimos y algunas leyendas de princesas y
tesoros.
Robleda en los
reinos cristianos. Aproximadamente en el siglo XII, Robleda volvería a
estar bajo el dominio cristiano. Entre los siglos XI y XII, por medio de los
reyes Fernando I y Alfonso VI, se llevaron a cabo las repoblaciones con gentes
gallegas, leonesas y navarras. Mas tarde, el foco importante de la población
fue Ciudad Rodrigo supuestamente reconstruida en el año 1100, y que en adelante
condicionaría todos los acontecimientos históricos de el Rebollar.
A finales de
la edad media Robleda pertenecía al parecer a la poderosa familia de Los
Centeno.
En el plano
administrativo el Campo del Robledo, que ya en el S. XV, incluía
Robleda, Peñaparda, Perosín, y pastores, constituía, durante el antiguo
régimen, uno de los seis campos o sexmos de Ciudad Rodrigo, con la
denominación de Campo de Robledo y Malvarín, del que formaba también
parte La Encina. El sexmero solía ser de Robleda y en cada pueblo había un
rodero. Todos ellos acudían a Ciudad Rodrigo, sobre todo cuando se trataba de
los gastos de la ciudad, en los que participaban a regañadientes.
En el siglo XV,
todavía la mayor parte del campo de Robledo era devaso, o terreno
comunal, pero los grandes señores mirobrigenses y sin duda los lugareños
poderosos se lo iban apropiando. Así lo prueba un memorial de agravios (fechado
el 6 de junio de 1419) en que los vecinos de Robleda y algunos regidores de
Ciudad Rodrigo estaban ocupando devasos.
Libro de roda de el campo de
robledo (Ayto Robleda)
La falta de buenas tierras de
cultivo determinó en parte el desarrollo de las actividades complementarias del
porteo, o transporte con carros de madera, en que algunos lugareños llevaban de
unas partes a otras de las distintas regiones toda clase de productos, como
trigo, lana, sal cerámica, leña, o carbón vegetal hasta los años 50 del
presente siglo, y llegó a justificar el mote colectivo de carruchinos, todavía
usado hoy para designar a los rebollanos.
A partir del
siglo XVI la referencias históricas de Robleda siguen siendo escasas.
Pero tenemos constancia de que algunos robledanos embarcaron en la aventura de
America por diferentes motivos, aunque el más destacado fue el religioso. Los
mas representativos son.
Pedro de Encina: Vecino de Robleda. Registro del 11 de
Octubre de 1539 de su marcha a
Santo Domingo.
Fray Mateo de
Robleda: Franciscano. Se sabe que llegó a Veracruz (Méjico).
Fray Martín de
Robleda. Llego a Perú el
once de agosto de 1552 como comisario general de Chile de donde fue Obispo
electo. Había nacido en Robleda en 1513 y veinticinco años mas tarde profesaba
en el convento de Santiago de Salamanca. En 1561 fray Martín ve truncada su vida con solo 48 años de
edad.
Miguel Sánchez
de Robleda: Salido a Nueva España (Méjico) el 7 de febrero de 1594,
como criado del doctor Marcos de Bohórquez.
EL CATASTRO DE FINCAS RUSTICAS
El catastro de
fincas rusticas comienza el 27 de Julio de 1751 después de múltiples
reuniones, y termina el 31 de Agosto del mismo año dando por finalizada la
ardua tarea catastral tanto de propiedades rústicas como urbanas.
Libros del catastro de
Robleda (1751)
La iglesia
parroquial de Robleda presenta varias partes con arquitectura ojival
correspondiente a diferentes momentos de construcción, estas `partes son :
torre, nave, capilla mayor y
sacristía.
La torre, separada y situada próxima a la antigua muralla o cerca
que rodearía el promontorio sobre el que está asentada la iglesia, nos induce
pensar en ello unos restos existentes en torno a la iglesia y el hecho de poseer
la torre en el centro una bóveda de medio cañón apuntado y en su mitad unas
quicialeras que sustentarían una puerta que allí habría. Su forma es
prismático-rectangular y está construida con lajas de pizarra y granito
reforzadas sus esquinas con sillares. Se remata en una plataforma con antepecho
macizo sobre el que se monto una espadaña. Como remate del conjunto y a modo de
decoración se colocaron en las dos vertientes de la espadaña dos pináculos
góticos, de los que sólo se conserva una pequeña parte, y que fueron
aprovechados de la obra del XVI de la iglesia.
La nave corresponde a la primitiva iglesia y se encuentra
modificada; se cubre con una armadura de par e hilera. Los arcos fajones son
ligeramente apuntados y descansan sobre pilastras sencillas. En el primer tramo
se sitúa la puerta de entrada, con
arco de medio punto y grandes dovelas. En el muro norte hay una puerta con arco
apuntado similar al de la torre en estos momentos tapiado y que daba acceso a la
pila bautismal. Esta parte se puede
fechar en los
primeros años del siglo XV ya que no aparecen rasgos estilísticos claramente
diferenciadores que nos permitan datarla con exactitud.
La obra más
sobresaliente es la que corresponde a la capilla mayor una de las más
interesantes dentro del ámbito diocesano.
Su constricción
comenzó a principios del siglo XVI pero las obras se pararon en el primer tramo
de la nave quedando un gran arco apuntado que uniría el primero y segundo tramo
de la nave; el primer tramo tampoco se terminó de construir y se cubrió, en
época posterior, con una bóveda de medio cañón con lunetos.
La
capilla mayor, de cabecera semioctogonal, se cubre con una bóveda de
crucería estrellada. El arco triunfal apuntado descansa sobre reposiciones con
zócalos y basas góticas, son de sección triangular y en cada ángulo descansa
un baquetón de sección gruesa, los baquetones no se continúan en la bóveda
ni en el arco sino que quedan bruscamente cortados en un extraño capitel de
forma semicircular y decorado con volutas.
Las
reposiciones se decoran rica y profusamente situando los temas
decorativos en el espacio comprendido entre los baquetones y cuyos temas son
predominantemente vegetales a base de flores de tipo naturalista; en cada sillar
aparece una flor o un tema, todas las flores son iguales hasta la mitad de las
reposiciones y diferentes desde allí asta el capitel, en esta parte superior
aparecen intercalados otros temas tales como veneras o cruces.
En el exterior y a
partir de la altura de las gárgolas, de forma semicilíndrica, se aprecia un
cambio de color de la piedra y en
el estilo. El coronamiento es ya de estilo renacentista, sobre la cornisa, con
molquinas. Esta obra se realizaría algunos años después de construida la
capilla mayor y a ella corresponderían los pináculos que aparecen rematando la
espadaña.
La
sacristía se edificó en el año 1580 por el maestro de cantería
Francisco Hernández pero su bóveda de nervios formando casetones y plemento de ladrillos se realizó en época barroca.
Todas estas fases
constructivas motivaron que las aguas no salieran libremente por las gárgolas
sino que se deslizaran por los muros ocasionando graves daños y en el año 1768
Juan de Sagarbinaga realizó un proyecto para la reparación del tejado y salida
de las aguas, proyecto que no se llegó a realizar
.
Una de las piezas muy importante que hay en la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción de Robleda es la custodia de mano o portátil con una altura de 53 cm que reproduce una topología relativamente habitual en la zona de Ciudad Rodrigo, y que fue construida por el año 1580 por un taller mirobrigense.
La custodia de Robleda, cuya calidad pone de manifiesto el alto nivel alcanzado por los talleres mirobrigenses a lo largo del quinientos, presenta toda su superficie útil repleta de motivos decorativos que contribuyen a su enriquecimiento: roleos, motivos florales y vegetales, sartas de frutos, mascarones velados, cabezas aladas de Ángeles mofletudos, querubines, formas geométricas, cartelas, ces, cartuchos, cueros, cintas, etc.
Se asienta sobre una peana ovalada compuesta por una pestaña saliente y tres molduras convexas de diámetro decreciente. sobre ella un astil que, iniciando con un cuello cilíndrico con tornapuntas zoomorficas sobrepuestas y rematado con on elemento bulboso animado con hojas de acanto, presenta como elemento mas destacado un interesante nudo en forma de jarrón. El Expositor, con forma de templete hexagonal, esta formado por un marco circular que, decorado en la parte superior por una cresteria integrada por angelotes alados y tornapuntas monstruosas, aparece flanqueado por seis Hermes.
Bibliografía:
Ángel IGLESIAS OVEJERO